martes, diciembre 05, 2006

CALMA CHICHA

Desde hace ya algún tiempo, mi vida está en calma chicha. Nada se mueve, a pesar de mis intentos por atraer hacia mi velero un poco de viento, de suerte que comienzo a preguntarme si no habré alcanzado, sin saberlo, los vastos jardines inmóviles del país de los muertos. He probado la ciencia, la suerte y la magia; nada ha funcionado. Las cosas son como son. Mis amigos me ayudan como pueden, mis enemigos se regocijan.
Y como estoy en esa zona crepuscular que sólo los fantasmas, los recuerdos y los deseos habitan, pues ayer tuve la grata sorpresa de tropezarme con Franz Kafka en un jardín de Murcia. Parecía un poco triste, igual que yo, así que no hablamos mucho. "Toda mi vida" me dijo "intenté crear una especie de literatura inquietante, metafísica, es decir, intenté mostrar el reverso escondido de las cosas. Ahora miro a mi alrededor y veo que el mundo se ha dado la vuelta como un guante; lo que antes era el reverso escondido, es ahora el anverso que vemos. El mundo, lo digo sin orgullo, se ha vuelto kafkiano, y los jóvenes de ahora se aburren con mis libros porque los encuentran demasiado realistas". Entonces se puso a llorar tan copiosamente que le tuve que dejar mi pañuelo.

1 comentarios:

Blogger Daniel La Manno ha dicho...

No sabía que usaras pañuelo. Pareces más de llevar una servilleta arrugada, con el dibujo de un kebab, en el bolsillo trasero del pantalón.

11:12 p. m.  

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