miércoles, diciembre 06, 2006

A MI AMIGO

Hay un pasadizo que une mi pecho al tuyo, aunque nadie pueda verlo. Pues nuestros corazones están entrelazados, aunque entre nuestros cuerpos se abran simas de distancia y de tiempo; como dos viejos árboles solitarios, separados por kilómetros, en las campiñas africanas de mi patria. Están lejos el uno del otro, pero bajo tierra, furtivamente, sus raíces tejen lentísimas caricias escondidas. Así nosotros.

Hay un ángel que lee nuestro infortunio, libro oscuro con tapas de piel humana. Sus labios enmudecen frente al atardecer de nuestros ojos desiertos, y su espada sangra de apuñalar la nada, de reflejar su rostro de león mordido por los niños. Sin miedo, peleamos junto a él cogidos de la mano. Así nosotros.

Ya no nos queda dinero, amor mío, ni en el bolsillo, ni en el alma. Te encontré en la asamblea de los ausentes, en medio de los pequeños naufragios secretos de mi memoria. Gacela de la Plaza perdida entre muñecos de mirada turbia, guardián de los recodos de mi corazón lluvioso, tú eras el mejor de todos.

Si tú no estás, será sencillo. Quiero estar con los que no están.

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