sábado, diciembre 30, 2006

Es un asunto triste tener que denunciar la injusticia cometida contra un auténtico hijo de puta. Pero una injusticia es una injusticia, independientemente de quien la padece.

Sí, queridos hermanos, Sadam Hussein ha sido, ejem, ajusticiado tras el juicio-farsa al que fue sometido. De noche, sin previo aviso, al estilo de la mafia ejecutando a uno de sus capos porque se ha convertido en un testigo incómodo.

Ah, ese Bush asegurándonos que Sadam podía hacer blanco con sus armas de destrucción masiva en el punto del planeta que eligiese en cuarenta y cinco minutos, y acto seguido dándole un ultimatum de veinticuatro horas para que se entregase (sin duda para concederle veintitrés horas y quince minutos para destruir Washington)...

Ah ese Aznar tan nuestro, cada vez más parecido a su guiñol, jurándonos por su honor de caballero que Sadam tenía armas de destrucción masiva (¿Seguirá creyéndose un caballero porque usa corbata? ¿Es que no hay nadie que se atreva a decirle a ese señor que el honor a veces se pierde, y que una vez perdido se ha perdido para siempre?)...

Ah, ese Irak mucho más seguro y demócratico y rico y maravilloso desde que llegó la justicia...

Ah, esa antigua amistad de Sadam con los americanos, tan limpia, tan financiera, tan económica...

Ah, esas cosas que Sadam sabía de estos justicieros nuestros, y que ya nunca podrá decirnos...

Sí, sin duda era lo mejor. Cargárselo de noche y sin aviso. ¡Y todo legal, por supuesto!

2 comentarios:

Blogger 2 x 2 = 4 ha dicho...

Supongo que este post es una llamada en contra de la pena de muerte y no a favor de Saddam. Lo que sucede es que en ese país la pena de muerte es legal, al igual que en EEUU. Los crímenes de Saddam eran graven y le han condenado a morir. Lo de la hora, para mí, no tiene importancia. Supongo que es un asunto protocolario. Siempre será igual para todos los condenados.

9:53 a. m.  
Blogger Nostromo ha dicho...

Soy Nostromo...

En la antigua Grecia los cadáveres se enterraban con una moneda bajo la lengua, concrétamente un óbolo, para que Caronte guiara las sombras errantes de los difuntos recientes de un lado a otro del río Aqueronte. Caronte era el barquero del Hades (inframundo en la mitología griega) y si los difuntos no podían pagar tenían que vagar cien años por las riberas del Aqueronte, hasta que Caronte accedía a portearlos sin cobrar.

Yo no cobro.


Hola divino porquerizo, soy Nostromo y he visitado tu blog. Por el contenido del mismo he pensado que quizá te gustaría visitar el mío: Nostromo

Tiene poquísimo tiempo, pero podrás encontrar dos artículos interesantes:
- Testa y el truco final
- Coltán, el metal mágico

No sólo podrás leerlos en el blog, sino que también puedes descargarlos en .PDF

También verás que casi al final de la barra derecha encontrarás la opción de "SEGUIDORES". Sería para mi un placer que te añadieras.

Mucha mierda...

7:51 p. m.  

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