jueves, diciembre 28, 2006

IMÁGENES TELEPÁTICAS DE LASNAIT

El chaval se aburre sentado en un banco de piedra... atardece entre los árboles del jardín. Hay una estatua de Voltaire y más allá otra de Sócrates, de rodillas, practicándole una felación a Alcibíades. A lo lejos, risas y el sonido de una flauta hipnotizando el aire dorado. Torreones de un palacio asomando tras los árboles.

El chaval ha discutido con sus padres y se ha escapado de casa. Así aprenderán, piensa. ¿Dónde ir ahora? Está hambriento, cansado... Lasnait lo espía, oculto tras una roca. El muchacho no se da cuenta. "Bien, bien, bien, qué tenemos aquí", piensa Lasnait con los ojos brillantes. "Vamos a ver... esbelto como una gacela, todavía un adolescente... hermosos muslos, rizos oscuros... ¿Debería abordarle? La tradición de los clásicos me autoriza. ¿Qué puede ser más noble que intentar emular en todo a los sabios de antaño?".

Para llevar a buen puerto sus perversos planes de seducción, Lasnait decide utilizar la historia de la Novia Misteriosa que tan buenos resultados le ha dado en el pasado. Roza los muslos del muchacho con los dedos de su imaginación, sube con su mano invisible introduciéndose en el pantalón corto, donde el miembro en reposo dormita. El muchacho da un respingo al sentir de pronto a Lasnait sentado a su lado.

"Te he contado alguna vez lo de la Novia Misteriosa?", dice Lasnait con su sonrisa de chacal.
"No, señor". El muchacho mira hacia otro lado, lleno de verguenza.
"Llegó la primera vez cuando yo todavía no había nacido, sin embargo ya entonces la vi, lo recuerdo perfectamente. Hablaba con mi madre en un idioma extraño, y yo la escuchaba a través de la pared del vientre, flotando en el líquido amniótico... de pronto, ella toca el vientre de mi madre, simplemente lo toca y lo vuelve de vidrio... me mira fíjamente, yo la miro, ella deletrea mi nombre con rabia, como si lo mordiera, y mi madre sigue hablando sin enterarse de nada... entonces la pared del vientre se vuelve opaca otra vez y todo se oscurece. Ésa fue la primera vez que la vi".

El chaval se siente mareado, tiene ganas de vomitar. La noche desciende sobre el jardín como en un sueño y los pájaros callan. Un ladrido lejano. La luna sale y el muchacho escucha el sonido adormecedor de los escarabajos atareándose bajo la hierba, manos invisibles revolviendo cajones de ropa, la voz del extraño que le hace sentir un cosquilleo de placer por debajo de la náusea, por debajo de su pantalón corto...

"La ropa es la náusea", piensa el muchacho.

Lasnait continúa su historia. "Pasan los meses, pasan los años, y ella está siempre acompañando a mi madre, haciéndose pasar por su amiga, se queda conmigo, me lleva al parque, me cuida, cuida a mi padre enfermo... mi padre muere y mi madre está destrozada, entonces ella se muda a vivir a nuestra casa. Y ella habla un idioma que yo no entiendo y que todo el mundo parece entender perfectamente. Y no envejece nunca, pero nadie excepto yo se da cuenta. Déjame pensar... yo tengo unos ocho años y ella me ayuda a vestirme todas las mañanas y me peina y me lleva al colegio, tenemos que seguir el curso del río, una alameda de grandes árboles... me lleva siempre por los caminos más solitarios, y luego, por la tarde, me trae... me lleva a rincones ocultos en el parque y me toca, o crea niebla y nadie puede vernos y me toca y me besa, yo siento su pelo largo y negro rozándome el rostro y su olor a nada, a barro de la lluvia alrededor y a viento entre los árboles. Una vez se queda mirando fijamente las aguas del río y de pronto éstas empiezan a fluir en dirección contraria, tendrías que haber visto a los peces... eso me saca de quicio y desde entonces lo hace muchas veces sólo para joderme... ella se ríe y me chupa la sangre, literalmente, pero yo soy un niño y estoy enamorado... los médicos no se explican mi debilidad, mi madre me lleva a los mejores sin sospechar que esa mujer, su amiga, está devorándome poco a poco...".

Cuando creó a Lasnait, Ka le proporcionó la memoria de una infancia ficticia en cuya trama él, Ka, aparece travestido como una mujer misteriosa, mortal y fascinante, una mantis. Ka adora los disfraces. Lasnait continúa su historia, y el chaval lo escucha con ojos soñadores, apenas entreabiertos...

"La náusea es la ropa".

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